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  • inpuertoricomagazine

STARCK PARIS UN POEMA OLFATIVO CON EMOCIÓN A FLOR DE PIEL


El aroma es una palabra, el perfume, una historia, historia cuyos primeros

capítulos se titulan Peau de Soie, Peau de Pierre y Peau d’Ailleurs.

Tres perfumes nacidos de un sueño, las memorias y la visión de un hombre, Philippe Stark.


El mundialmente renombrado diseñador Philippe Stark, un genio para unos, un excéntrico para otros, reinventa su creatividad con el lanzamiento de la primera colección de perfumes bajo su propia marca, STARK PARIS; y como todos sus trabajos, no deja indiferente a nadie. Conocido globalmente no solo por sus diseños y decoración de interiores sino también por sus geniales trabajos como diseñador industrial; ideando la más variada gama de objetos en serie: desde barcos para la firma Beneteau, pasando por botellas de agua mineral para la marca Glacier, artículos de viaje para Vuitton, accesorios de menaje para Alessi, mobiliario de oficina para Vitra o mobiliario urbano para la empresa Decaux; también ha diseñado vehículos, ordenadores y gafas entre otros. En definitiva, un currículo impresionante, que ha sido reconocido con innumerables premios, las obras de este francés se pueden admirar en el Brooklyn Museum de Nueva York, en el Museo de Artes Decorativas de París y en el Museo de Diseño de Londres. Exposiciones individuales y colectivas en París, Marsella, Roma Munich, Kyoto, Tokio, Los Ángeles y Nueva York le consagran como uno de los mejores diseñadores del momento.

BAJO LAS PIELES DE STARK

La interpretación fragántica de Stark se eleva a lo hetéreo, y su embriaguez creativa se ha adueñado de el universo que descubrió siendo niño en la perfumería de su madre para presentar STARK PARIS, como una antología de poemas olfativos inesperados en los que las palabras son olores, y cada piel un manuscrito que revela toda posibilidad; esta, su primera colección, se compone de tres distintos aromas: uno para mujer, otro para hombre y otro para “alguien más”, Peau de Soie, Peau de Pierre y Peau d’Ailleurs.


El perfume para dama lo ha llamado Peau de Soie (Piel de Seda) y curiosamente fue elaborado por un hombre, una de la mejores narices que existen: Dominique Ropion. Peau de Soie es una paradoja, la de un perfume en el que se desvela la feminidad que envuelve el corazón del hombre. Expresa la realidad misteriosa de la mujer. Dominique se ha convertido en un maestro en el arte de unir e interpretar la peculiar filosofía de Philippe sin prohibiciones, pero con precisión. Siempre dispuesto a experimentar equilibrios inesperados o incluso inéditos, se ha hecho con la consepción de esta contradicción olfativa como una forma orgánica sensual en la que, a través de la suavidad de la piel femenina, se adivina el territorio subterráneo de la belleza de la mujer. «Yo, que soy un hombre apasionado por las mujeres, sobre todo por la mía, me sigue fascinando su misteriosa realidad. Ahora sé que nunca las entenderé, que entre el hombre y la mujer lo bello surge en el corazón de ese espacio indefinido y paradójico donde, para poder encontrarse, cada uno debe abandonarse, ceder un poco de su feminidad o masculinidad propia.» expresa el diseñador sobre su inspiración para esta fragancia. Piel de Seda es un juego de seducción en el que materias brutas ancestrales y modernas, notas animales, amaderadas y vegetales encuentran el equilibrio.


Por su parte el aroma para hombre lo ha nombrado Peau de Pierre (Piel de Piedra), es un perfume masculino que devela, en su esencia, el lado femenino del hombre y contrario a Peau de Soie, este perfume lo elaboró una mujer: Daphné Bugey; y esta famosa perfumista nunca ha sacrificado su instinto en la maestría de su arte. Curiosa, imaginativa y sensible, su personalidad la predispone a emprender esta búsqueda no definida por un objetivo concreto. Fue al pensar en la fascinante belleza de un agujero negro, denso, atractivo y enigmático, cuando se impuso la idea de reconciliar los polos opuestos: la luz y la sombra, lo masculino y lo femenino mediante notas de intensidad amaderada, casi ahumada. Stark recalca ser un hombre orgulloso de afirmar su feminidad, porque es a ella a la que le atribuye sus principales cualidades.

La tercera y última creación de Philippe Stark fue la más compleja, pues quería embotellar el aroma de la “tristeza positiva”, del color “gris profundo”, el aroma de una sombra y la encargada de esta compleja tarea fue la nariz Annick Menardo, quien, al parecer, sorprendió a todos pues utilizó una molécula nueva, jamás antes usada, una fuerte razón para acercarnos a esta joya que le llamó: Peau d’Ailleures (Piel de otro lugar).


La intención de Philippe con Peau d’Ailleures era crear un perfume que no se pudiera recordar, porque no existe, que no se pudiera nombrar, porque cuando hay que hablar del perfume de una nostalgia alegre, del perfume de la penumbra, del olor cósmico del vacío, no hay palabras. Como el mismo dice « La idea era captar lo intangible, explorar lo abstracto, hacer visible lo invisible, quería hacer vibrar el aire. Un territorio infinito que nos transportara completamente hacia lo desconocido, hacia otro mundo que nos llevara al subconsciente, a un estado de espíritu puro.»

Uno de cuyos muchos talentos de la perfumista consiste en aunar en su trabajo la libertad de pensamiento y el espíritu analítico, se ha inspirado en la imagen de un meteorito para tocar las notas de una invitación a un viaje lejano e inédito, la esencia de una materia telúrica, mineral, ambarina, almizclada y amaderada. Donde el olor del vacío cósmico se encuentra con el de una tierra incógnita.


Inventor, creador, arquitecto, diseñador, director artístico... Philippe Starck es todo esto, pero por encima de todo es un hombre honesto, al más puro estilo de los artistas del Renacimiento. Por vez primera, este irreverente de los sentidos se revela a través de la estela que dejan las tres fragancias que inauguran su nueva marca de perfumes, STARCK PARIS. A su manera, aportando a la interpretación de reconocidos maestros perfumistas una visión personal, fomentada por la curiosidad, la audacia, la sensibilidad, la elegancia y la generosidad.



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