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ESPACIO UTÓPICO EN FINCA VICTORIA


A 15 minutos de Isabel Segunda, a 15 de Esperanza, a 15 de las playas... en el mismo centro de la hermosa Vieques, te encuentras con Finca Victoria, al tope de una montaña, un oasis que atrapa y acoge más lluvia de la que se siente en la isla municipio, cuyo clima es mayormente seco.


Finca Victoria es un hotel vegetariano, ecológico, de siete habitaciones –cada una con su personalidad única–, propiedad de la fotógrafa, diseñadora, estudiosa de los vinos y creativa puertorriqueña Sylvia De Marco.


Llegar a Finca Victoria es especial. Ubicado en la copa de una montaña, la vista es suficiente para que ames este lugar, pero esta es solo uno de los muchísimos atractivos del espacio contenido en 2.6 acres de terreno, cuya magia te envuelve desde que lo pisas por vez primera.


Al subir hacia Finca Victoria y acercarte al área del estacionamiento, lo primero que ves es El Livin, al que Sylvia y sus colaboradores conocen como “El Pabellón”. Esta es la casa comunal; básicamente, una nave hecha en una atractiva estructura de metal y madera.


El Livin acoge una tienda vintage y de productos puertorriqueños artesanales, el área de recepción, la cocina, una estación de café, té e infusiones, una piscina de agua natural y la terraza, en la que ofrecen clases de yoga. Un árbol gigante de goma redondea la espectacular escena.


Hacia el lado izquierdo de El Livin está el edificio principal, que acomoda cinco suites, y luego, un poco más atrás, se observan dos tiny homes posicionados alrededor de la casa.

Las habitaciones son amplias. Hay tres suites Victoria, con camas de tamaño King, baño privado y duchas dobles, tapadas, al aire libre, hechas de cobre y soldadas a mano. En estas cabe una cama adicional, lo que significa que acomoda a entre dos y tres personas.


También está la suite Nuria, un cuarto de dos pisos en el que caben dos camas Queen, con vistas al mar, ducha al aire libre y balcón. De la misma forma, puedes quedarte en Sahar Tree House, una casita de madera levantada en zancos y al nivel de los árboles en la que caben dos personas. Los hermosos tiny homes acomodan cómodamente a esta misma cantidad de huéspedes.


Finca Victoria abrió el primero de febrero del año corriente, luego de que Sylvia adquiriera el espacio a partir del paso intenso del huracán María por nuestro archipiélago.

Sylvia es una boricua de pura cepa, pero en su adolescencia partió a estudiar a Estados Unidos; primero, bellas artes en Florida, y luego, fotografía en Boston.


Terminó mudándose a New York, donde vivía cuando fue contratada por la Corporación de Cine de Puerto Rico para tomar fotos de locations alrededor de la Isla que ayudaran a nutrir el catálogo a entregarse a quienes desearan realizar aquí sus producciones cinematográficas.


Sylvia encontró “por casualidad” lo que es hoy Finca Victoria. “Vieques era el último municipio para fotografiar. Yo no vivía en Puerto Rico, así que me quedé en este sitio aproximadamente dos meses, mientras editaba las fotos. Conecté con el lugar, además de que ya yo venía conmovida con la belleza de la Isla luego de reencontrarme con ella después de haberme ido a los 17 años”, dice quien fue desarrollando una amistad con la que era dueña del espacio, Corky Parker.


En los años subsiguientes, cada vez que Sylvia visitaba su terruño, se hospedaba en la hoy Finca Victoria, en aquel momento, Finca Caribe. “Estuve visitando el lugar alrededor de 20 años. Cuando María dejó su destrucción apoteósica, la dueña, que era de Washington y se convirtió en mi mentora, ya no tenía el aguante para resolver todo lo que pasó”, cuenta Sylvia, quien tomó las riendas del sitio a partir del fenómeno atmosférico y quien también es propietaria del hotel The Dreamcatcher –otro espacio mágico–, en la calle España, en Ocean Park.

Lo que es hoy Finca Victoria era antes más “hippietongo” y rústico, tenía paneles solares, recogía agua de lluvia y tenía árboles frutales (hoy han sembrado ya 30 nuevos), línea orgánica que continúa, pero con el input más elegante y refinado de Sylvia, una artista en su naturaleza.


Al visitar Finca Victoria, puedes recibir masajes en tu cuarto, ingerir infusiones y alimentos realizados con los productos de la casa, comer en sus áreas comunes, perfectas para interactuar con los huéspedes –compuestos por turistas y locales, mayormente de Estados Unidos, los primeros, y la “Isla Grande”, los segundos– o mantenerte solo, en tu mundo, en tu espacio, en alguna de las múltiples áreas que se prestan para esto.


Destaque al “farm to table”

Finca Victoria tiene unos bancos de siembra que seguirán creciendo mientras el sitio vaya haciendo lo mismo, explica Sylvia. En uno de esos cultivan hierbas medicinales y en el otro, alimentos, entre esos, berenjena, kale y tomate.

El 40 por ciento de lo que se sirve en el plato de Finca Victoria se cultiva allí. Estima su dueña que otro 20 por ciento lo adquiere en Finca Conciencia, también ubicada en Vieques.


Desde el pasado mayo, Charles Cole Castillo, el jardinero principal de Finca Victoria, ha estado encargado de reconstruir el jardín, cuyas plantas te dan el abrazo inicial al entrar al espacio, en el que el agua es esencial, siempre presente en embalses y fuentes.

Acercarse a los 40 años significó para Sylvia un redescubrimiento de su misión, sus intereses y de lo que quería hacer en su vida.


Ya tenía una carrera exitosa, trabajando como fotógrafa, y diseñadora y decoradora de sets de comerciales y películas, como Fast and the Furious, para la que recreó en Naranjito una favela brasileña.

Intercalando su trabajo en la parte artística de películas hollywoodenses y puertorriqueñas, como Maldeamores, Sylvia realizó también el diseño y la dirección de la construcción del ambiente de alrededor de 20 restaurantes en la Isla, entre esos, Lima, Asere, Laurel, Tía y Perurrican.


El amor y el conocimiento por los restaurantes y la hotelería le llegó cuando empezó a realizar sus estudios de vinos, momento en el que empezó a entender la importancia de la sinergia, el pareo, entre alimentos, bebidas y ambiente.

Cada cosa aprendida, casa cosa vivida, ve su culminación, su expresión más bella y amplia en los dos espacios de hospitalidad que Sylvia lidera, entre los que Finca Victoria le permite la mayor libertad y amplitud, el despliegue pleno de su ser más profundo, lo que sirve de beneficio para su esencia y las de otros, en el mismo o similar recorrido en el que ella se encuentra.

 

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