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ZOE LUGO “ME ENCANTA CREAR”


Durante 22 años, fue propietaria de Zoe Boutique –un espacio “avant-garde, adelantado a su tiempo”, como lo describe–, en Plaza Suchville, en Guaynabo. Hoy, Zoe Lugo deja fluir su imaginación y su creatividad de otra manera: confeccionando piezas únicas en maguey.


Zoe Lugo y su Solar Bag.

Bolsos de diversos tipos y artículos para el hogar, como portavasos (mostrados en la edición del pasado octubre de la renombrada publicación Elle Decor), runners, alfombras, placemats y lámparas (estas, en proceso de desarrollo), son algunas de las piezas maravillosas creadas de manera artesanal a partir de esta fibra natural.


Timbuktu handbag.

“Me encanta crear”, dice Zoe, quien comenzó con la realización de sus bolsos espectaculares, entre los que se cuentan el Grand Solar Bag, el Anaconda Natural Pouch y el Afrikaans Miniclutch, y siguió con la gama de detalles para residencias.

“Cuando cerré Zoe Boutique, donde vendía piezas de joyería, quería hacer algo diferente, idear mis propias cosas.


Proceso de manufactura de alfombra en maguey.

Hice research por tres años, hasta conseguir a la gente y el lugar idóneos para montar mi taller, que está en Sudamérica. Ya llevo cinco años con la línea”, comparte acerca de sus bolsos, que pueden obtenerse en Lulu Puras, Pure Soul y Pilar Moreno, y los accesorios para el hogar, disponibles en Pilar Moreno y Palacios. También vende sus creaciones a través de su página, shop-zoe.com.


Coasters y placemats.

Quien obtiene su inspiración mayormente de la naturaleza, también creó una línea de ropa que no sale continuamente. Esta está compuesta por piezas artesanales, realizadas, algunas de ellas, con métodos ancestrales que dan como fruto una pieza de arte para llevar sobre el cuerpo.


Túnica con diseños en barro y tela pintada en corteza de caoba, trabajado todo en el Amazonas.

Para la realización de una de estas series de ropa, “estuve en el Amazonas. El camino me tomó tres días y 13 horas en un barquito: ‘Indiana Jones meets fashion’, yo le llamaba. Allí trabajé con telas hechas de algodón nativo y puro. Hubo telas que se pintaron en barro y luego con corteza de caoba; cuando el barro se seca, se sacude y se le echa la corteza... Esas piezas fueron hechas con técnicas ancestrales”, comparte la creadora sobre su experiencia única en un apartado territorio de la Amazonia peruana.


Zoe y varios de sus diseños.

En este tuvo una de sus vivencias más profundas: un encuentro cercano con una anaconda mientras esperaba que el conductor de su “peke peke” (como le llaman al bote que la transportó) le arreglara el motor. “Fue algo aterrador e increíble. Estaba asustada, pero no podía parar de apreciar su belleza”, cuenta, remontándose a ese momento.


Anaconda Bag.

“Esto fue para una línea de ropa one-of-a-kind, demasiado especial. Esas creaciones eran custom, para clientas privadas y eran como piezas de museo”, dice orgullosa Zoe, quien está en el proceso de idear sus próximas piezas de wearable art.

“Ya tengo las ganas de hacer algo nuevamente con ropa. Quisiera crear diez o 15 piezas que sean bien especiales”, explica Zoe, plena en el desarrollo de su creatividad.


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