LA DELICIA DE LA CHAMPAÑA
Por GK Schwartz, sumiller.
Cuando quieres celebrar o hacer una pausa para vivir un momento especial, ¡champaña!, una bebida que, durante siglos, fue considerada exclusiva de la realeza, para la que mayormente se producía.
Llamamos champaña (champagne) al vino espumoso que se produce en Champagne, región en el norte de Francia, aproximadamente a una hora y media de París y que se distingue por sus terrenos ricos en minerales.
Cuando la etiqueta dice “champagne”, su contenido ha sido elaborado en esta región siguiendo las rigurosas regulaciones y especificaciones de la apelación. Por ejemplo, solamente se permite utilizar tres tipos de uvas durante su elaboración: chardonnay, pinot noir y pinot mernier de la región.
Además, conlleva una segunda fermentación en botella con un mínimo aproximado de un año, en la que los residuos de la piel de la uva (levadura y lías) continúan dándole sabor al vino en la botella.
Requiere de cuidados adicionales, preparación y elaboración específicas para lograr su calidad. Es por eso que, desde 1980, los demás vinos espumosos dicen “espumosos“ o “sparkling wine“ en sus etiquetas.
Algunos siguen el método tradicional de doble fermentación. Otros, como la cava española y el prosecco italiano, generalmente se rigen por otras reglas de elaboración, como nueve meses en doble fermentación para la cava y cuatro meses o solo días para el prosecco.
Son estos procesos los que aumentan en gran parte su precio. En Champagne se extrae lo mejor de las uvas, aparte de que los suelos son de gran mineralidad, cualidad que se transforma en atractivos aromas y gusto para el paladar. Hay mucha esencia detrás de una botella de champán.