LA EPIDEMIA DEL STREAMING
Por Fabián W. Waintal
El Covid-19 no solo ha cambiado el estilo de vida de la gente, sino que ha revolucionado el mundo del cine.
Con salas cerradas y festivales, como SXSW y Comic Con, cancelados, Robert De Niro, fundador del Tribeca Film Festival, fue el primero en llevar el festival neoyorquino al mundo digital.
El resto del planeta ahora sigue su ejemplo: a partir del 29 de mayo, nada menos que 20 festivales de cine, incluyendo Cannes, Berlín, Venecia y Tokio, se reunirán en el nuevo Global Film Festival bajo el lema We Are One.
Como parte de este, proyectarán largometrajes, cortometrajes, documentales y eventos durante diez días, de manera gratuita para ver en casa a través de Youtube.com/WeAreOne.
Hasta el año pasado, la palabra streaming parecía un insulto en el mundo del cine. Steven Spielberg llegó a señalar que “Netflix merece un Emmy en vez de un Oscar”, mientras que, en Cannes, prohibieron competir al director Alfonso Cuarón con Roma por negarse a estrenarla en una sala de cine de Francia. Pero, en tiempos de distanciamiento social, el streaming se ha convertido en la mejor forma de llevar el cine a la gente.
El estreno digital de Trolls World Tour recaudó casi $100 millones con el cobro en Estados Unidos de $20.00 por verla al viejo estilo de alquiler de vídeos, pero esta vez gracias a plataformas como iTunes, Amazon, YouTube y Google Play.
El nuevo dibujo animado de Scooby Doo seguirá el mismo camino, con su estreno mundial el 15 de mayo. Con las voces de Mark Wahlberg, Zac Efron y Gina Rodríguez, podrá “rentarse“ por 48 horas, por $20.00, o ser comprada por $25.00.
Cambiando la forma en que vemos cine, acerca de lo que Wahlberg dijo que “es la gente la que tiene que decidir si quiere vernos en una sala de cine o en su casa”, el mismísimo Oscar tuvo que cambiar las reglas.
Hasta la semana pasada, la Academia tenía la regla que solo permitía competir a producciones que hubiesen pasado por una sala de cine comercial de Los Ángeles por un mínimo de siete días seguidos y tres proyecciones diarias (Netflix compró el cine Egyptian, a una cuadra del Teatro Dolby, para asegurarse un lugar en la competencia).
Sin embargo, el Covid-19 y la cuarentena cambiaron todo. Como gran excepción y “hasta nuevo aviso”, la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood permitirá que compitan aquellas producciones que, “habiendo programado su estreno original en una sala de cine, hayan estado comercialmente disponibles inicialmente por servicios de streaming o VOD (Video On Demand)”.
La única condición es que la proyección también esté disponible, dentro de los siguientes 60 días, en el servicio de streaming de la Academia para quienes votan por el Oscar. Esta nueva regla quedará sin efecto cuando las salas de cine reabran, “de acuerdo al criterio específico de las regulaciones federales, estatales y locales”.
Para facilitar el sistema, también aceptaron calificar películas que estrenen en salas de cine fuera de Los Ángeles, incluyendo ahora Nueva York, San Francisco, Chicago, Atlanta y Miami.
Este será el último año en que se les permitirá a los estudios enviar a los miembros DVDs e invitaciones por correo. A partir de 2021, todo será digital a la hora de votar.
¿El mejor cambio? Este año, los miembros serán invitados a votar en la categoría Mejor Largometraje Internacional, con la posibilidad de ver por primera vez a las competidoras internacionales en la nueva plataforma de streaming privada de la Academia (para votar, también tendrán que ver un mínimo de proyecciones determinadas).
La verdad, no se sabe cuántas salas de cine sobrevivirán la bancarrota para cuando puedan abrir sus puertas, pero, hoy, la buena noticia es que están resucitando los autocines, que parecían haberse convertido en cementerios.
De los cuatro mil autocines que había en Estados Unidos en los años cincuenta, solo quedan 320. Y algunos pocos están abiertos o están por reabrir con nuevas reglas, como el que no se permita salir del auto ni siquiera para ir al baño (ni hablar de salir a comprar popcorn).
El panorama de los festivales de cine también está por verse. Más allá del Global Film Festival, Cannes suspendió la idea de realizar su evento a fines de junio o principios de julio, aunque todavía evalúa fechas para no cancelarlo por completo este año.
Por su lado, los festivales de San Sebastián y Zurich se aliaron y reunirán a los que habían sido seleccionados para el suspendido festival de SXSW y los que quedaron fuera de la idea digital de Tribeca (el festival de San Sebastián está programado para el 18 de septiembre y Zurich planifica abrir la semana siguiente).
El Festival Internacional de Tokio ya empezó a aceptar producciones. El evento estableció sus fechas entre el 31 de octubre y el 9 de noviembre.
Mientras tanto, Toronto sigue evaluando la posibilidad de volver, de alguna forma, en septiembre. Aunque su salas de cine estarán cerradas hasta el 1 de julio, lanzaron el ciclo de Stay At Home Cinema, en cuyo marco proyectarán en plataforma streaming clásicos como Before Sunrise, coprotagonizada por Ethan Hawke, y The Big Lebowski, de los hermanos Coen.
La televisión ya había amenazado con destruir la industria. Lo mismo pasó con los videoclubs, el VHS, el DVD, con Netflix, Amazon y el home theatre, que permite ver películas en casa en pantallas de 70” y 80”.
Hoy el coronavirus mata por miles, pero el cine sigue sobreviviendo.