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KRUG Y SU HERMOSA MELODÍA

inpuertoricomagazine

Por Tamara Ortiz Rivera


“Para hacer buen champán, hacen falta buenos elementos: buenos vinos de buen terroir”, señala Margareth Henríquez, presidenta y CEO del champán Krug.


Margareth Henríquez, presidenta y CEO del champán Krug
Margareth Henríquez, presidenta y CEO del champán Krug.

Aunque sencillo, no lo es, así que, para conocer de primera mano a qué se refiere esta conocedora venezolana, fuimos invitados a degustar el mencionado champán.


Risotto de camarones, filet mignon, carpaccio y frituras de pescado, fueron algunos de los platos presentados por el restaurante Bottles para completar la experiencia.


Seleccionar la mejor uva es la clave

Para entender los champanes de la Casa Krug es necesario remontarse a casi dos siglos de historia. “Krug es una casa fundada en 1843 por Joseph Krug, quien a los 14 años perdió la nacionalidad francesa. Sin embargo, siempre tuvo la idea de volver a ser francés”, cuenta Margareth. Fue así cómo, cuando finalmente pudo regresar al país, aunque ya existía una industria desarrollada de vinos, esto no fue impedimento para que comenzara a trabajar en su pasión.


“Este hombre, desde sus inicios en la industria, se planteó lo siguiente: ‘¿Por qué hay que esperar a tener un buen año para hacer un buen champán?’ El buen champán hay que hacerlo todos los años, y eso se convirtió en su obsesión”, comparte, mientras afirma que en el pasado solo se hacían champanes los años de buenas añadas (selección de las mejores uvas del año).


Margareth afirma que, desde que tomó las riendas de la empresa hace aproximadamente diez años, ha tratado de mantenerse fiel a la visión de su fundador.


“Luego de muchos años de estudio, encontramos unos escritos de Joseph que nos han ayudado a entender la complejidad de sus champanes, de manera que ahora podemos describir mejor asuntos más complejos que ya él había entendido, en términos de los colores, aromas y sabores”, expresa.


Al igual que la mayoría de los enólogos, la experta recomienda disfrutarlo en copas de vino, no en flautas. “La copa te va a dejar saber rápido si es un buen champán; las copas de vino te permiten disfrutar todos sus aromas. Una copa de flauta, lo que hace es esconder esos aromas. Además, tampoco se debe tomar demasiado frío, porque cuando algo está frío se cierra, no se perciben los aromas. Es algo científico, pura química”, acota, mientras añade que es necesario utilizar todos los sentidos a la hora de tomar champán.


Música y champán, excelente maridaje


No solamente ciertos platos se convierten en la pareja perfecta a la hora de degustar un espumoso. En ocasiones, solo hace falta una buena melodía para que ese champán adquiera nuevas y mejores dimensiones.


Para la ejecutiva, cada champán cuenta una historia y tiene su propio sonido o, más bien, sinfonía. “Eso de describirlos con música fue una idea mía inspirada por un gran sumiller y director de un restaurante en Francia, Eric Beaumard. Un día describió un vino con música. Le dije: ‘¿Qué haces?’ y me contestó: ‘Maggie, tienes que saber que cada vino tiene su música’, y eso me pareció interesante”, manifiesta. “Un día —continúa— decidimos hacer la analogía y le presentamos los champanes a un chelista de la filarmónica de Hong Kong, y él eligió la música que los músicos iban a dedicarle a cada champán. Cuando empecé a probarlos con la música sonando, me di cuenta de que algo pasaba. No sabía lo que era, pero hacía que ese champán adquiriera otras dimensiones”.

Desde ese momento se dio a la tarea de investigar el fenómeno y descubrió que la razón no es solo sicológica, sino, más bien, científica. “Existen varios estudios de la Universidad de Oxford que aseguran que lo que oyes está conectado al olfato. Por lo tanto, tus sentidos se agudizan, se activan los aromas, los sabores…”, manifiesta.


Es por ello que está enfocada en llevar este conocimiento a otros y que más personas encuentren bienestar físico y emocional a través de la música. “Tenemos una fundación con un fondo para la música e invertimos a través de nuestras campañas en la investigación, porque anhelo que algún día esto pueda ayudar a la gente a curarse sin necesidad de tantos químicos”, declara.

La experiencia gastronómica


Grande Cuvèe- Una combinación de 120 tipos de vinos de alrededor de diez años diferentes.


Krug Vintage- Descrito por su fundador como “de acuerdo a las circunstancias”, cuenta con una selección de vinos que relatan la historia de cada añada.


Krug Grande Cuvèe 166 Edition- Champán creado en 2004, año de sequía, intensas lluvias y un cálido verano. Es bien elegante, de color intenso, redondo, con 45 por ciento pinot noir, 39 por ciento chardonnay y 16 por ciento meunier. Los aromas que predominan son la toronja y el limón, mientras que en la boca, resaltan la pera, la ciruela y el limón.


Krug 2006- La casa lo bautizó como Capricious Indulgence por las circunstancias caprichosas del clima en la zona durante ese año. “Se trata de un vino elegante, aromático; expresivo fresco y profundo en boca con un largo final. En nariz se caracteriza por olores a frutos secos, tostados, almendras, avellanas y mandarinas, mientras que en la boca turrón, cítricos y postres”, explica.


Krug Grande Cuvèe 162 Edition- Según Margareth, es ideal para maridar con mariscos, comida asiática y postres. Posee aromas florales, de frutas cítricas, avellanas, turrón y miel.

Krug 2004- “Frescura luminosa” es la descripción de la casa. Se trata de un champán en el cual prevalecen los olores a jengibre, cítricos y ciruelas. La sumiller recomienda maridarlo con caviar y salsas de especias.


Krug Rosè- Normalmente, según la ejecutiva, los champanes rosados no suelen ser de las selecciones de las mejores uvas. Sin embargo, este es una de las excepciones, ya que ha recibido puntaciones hasta de 98 por la crítica especializada, que lo describe como exótico y atrevido.


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