CINE SIN FILTRO INÉS MONGIL
Por Marilinda Rivera. Foto Giován Cordero.
Inés Mongil es una gerente de producciones cinematográficas con amplia experiencia en su campo. Siempre anda haciendo algo interesante, como en estos días, y se encuentra en medio de la preparación de su primera pieza como guionista, algo que siempre le ha apasionado, y de su trabajo en un documental que conmemora el centenario de Lolita Lebrón.
Nos sentamos a conversar con ella acerca de las altas y bajas en el mundo del cine, uno de grandes sacrificios y mayores satisfacciones.
“Desde muy niña me ha gustado el cine, pero llego formalmente a esta pasión por el corazón. Cuando estaba en la universidad conocí al padre de mis hijos, quien estaba vinculado con personas en la industria del cine, así que me enamoré de todo el mundo”. De esta forma comienza Inés a rememorar sus inicios en la industria que le ha dado tanto.
Al cine, esta riopedrense comenzó a acercarse desde una perspectiva académica, explica. Hizo una maestría en New York University (NYU), en la que estudió el programa de Cinema Studies, que mezclaba sicología, historia y análisis del contexto histórico de las producciones, lo que le hizo “ir descubriendo poco a poco esa maravilla tan poderosa de la producción cinematográfica”.
Al graduarse laboró rescatando la colección de cine que se hizo en Puerto Rico en las décadas de los años cuarenta y cincuenta, producto de la División de Educación de la Comunidad. Como parte de esa experiencia, fue parte del rescate de los negativos y la creación de archivos fílmicos.
“Comencé a trabajar en un set como asistente de producción. Recuerdo que mi primera película grande se llamó Weekend War, un NBC Movie of the Week. Fueron cinco semanas de rodaje y yo estaba embarazada de mi hijo. La película terminó de filmar un 22 de diciembre y mi hijo nació el 19 de enero. Ahí conocí a mucha gente igual de loca y apasionada que yo, que se convirtió en mi nueva tribu. Se crean unos vínculos entre nosotros, ya que son alrededor de 14 a 16 horas diarias de trabajo en el rodaje.
Cuéntanos acerca de la experiencia de trabajar al lado de Spike Lee para la segunda temporada de She’s Gotta Have It, de Netflix, y sobre algunas de las producciones de alto presupuesto en la Isla…
Fundamentalmente, mi trabajo se ha centrado en trabajar proyectos de Estados Unidos que vienen a Puerto Rico; yo, como el enlace entre la producción principal y los recursos de producción en la Isla. Muchas veces son películas comerciales como Assassins, con Sylvester Stallone y Antonio Banderas; Contact, con Jodie Foster, y Amistad, con Steven Spielberg.
Ha habido muchas películas que vienen a Puerto Rico que nos han dado de comer a todos nosotros, pero es rara la vez que un proyecto cinematográfico llega con un propósito más allá del comercial; ese fue el caso del séptimo episodio de la segunda temporada de la serie She’s Gotta Have it, de Spike Lee (Hashtag OhJudoKnow). Él es un maestro y una persona que ha llegado a un nivel en su carrera donde demuestra no tener tapujos. Se comunica libremente y utiliza el medio cinematográfico con un propósito concreto a nivel educativo y político. El episodio que fue filmado en Puerto Rico está dirigido al tema descolonizador y fue la primera vez en que, por mis creencias políticas y filosóficas, hice un proyecto de cine que siento llena a capacidad esa necesidad de hacer algo por el País; de cambiar esquemas y formas de pensar rompiendo la mente colonizada. Desde el primer día de rodaje, cada vez que filmábamos, teníamos un taco en la garganta, porque no era solamente ver a Spike Lee en acción, sino saber que este señor entiende el valor ideológico del aparato cinematográfico. Había un nivel de agradecimiento y emoción. El primer día de filmación empezamos con el discurso de Marx en La Perla, que ocurrió frente a la estatua de Cristóbal Colón, al que insultaba por su explotación, y el final del día fue en la tumba de Pedro Albizu Campos. Fue tan emocionante saber que hay personas como Spike Lee, que aprecian nuestra historia, que se preocupan por nosotros y que no tienen miedo de decir a los cuatro vientos que la colonia es una mierda. A nivel artístico y filosófico fue muy emocionante. Tenemos la capacidad artística y técnica de hacer cine a este nivel sin tener un grupo de productores encima de nosotros supervisando todo movimiento que hagamos.
¿Hay igualdad en la industria en la Isla?
Recientemente se ha visto que ciertas posiciones que históricamente han sido masculinas son ocupadas por mujeres. Pienso que las mujeres son las mejores y más meticulosas. Una de ellas es mi hermana del alma, Julie Silver. Como gerentes de producción casi todas somos féminas. Este es un trabajo que requiere entrega absoluta y capacidad de resolver todo tipo de problema. Ha habido muchas mujeres directoras que respeto mucho, como Paloma Suau y Sonia Fritz, que poco a poco han aportado a que estos espacios se estén abriendo para las mujeres porque estamos demostrando capacidad y calidad artística. Creo que una de las partes más importantes es el tema de la representación, porque la mujeres siempre han estado frente a la cámara. Entrando en el análisis ideológico del cine, las mujeres frente a las cámaras han sido consideradas como objetos para ser vistos, y con todos los movimientos de #metoo ahora se empieza a entender que ese rol hay que cambiarlo...
¿Consideras has tenido éxito?
No diría éxito. Lo que tengo es el resultado, y me ha costado sudor y lágrimas. Creo que nunca se acaba. Tengo unas inquietudes creativas que quiero cumplir, pero obviamente por necesidades fundamentales como son mantener hijos y demás, la vida me impulsó al trabajo de la producción. Me gusta escribir. En estos momentos estoy escribiendo un guión basado en una novela de Francisco Velázquez llamada Los vapores de Sor Emilia; este es mi proyecto cinematográfico. Mi meta es ser directora y estoy en estos momentos produciendo mi primer largometraje; esa diferencia de levantar un proyecto desde el piso es algo muy gratificante. Es una película basada en Puerto Rico en 1915 con unos personajes femeninos que tienen una vigencia actual increíble.
Un consejo para la nueva generación del cine en Puerto Rico...
Los cineastas más jóvenes tienen hoy una herramienta que no teníamos, que es el celular con cámara. La práctica diaria es lo único que te va a llevar a donde quieres ir. Nuestro cine ha carecido, lamentablemente, de historias contundentes. Tienes que enfocarte en qué se trata tu historia y una de las cosas que pueden ayudarte a entender este proceso es leer literatura, ver mucho cine, ir a museos y ver imágenes de cómo iluminar una obra. Todo en el cine es luz para provocar una imagen, ya que crea sensaciones, lo que buscamos en el espectador. Otra gran práctica, la logras al ser contratado como extra; así puedes ver todo desde una perspectiva de privilegio. Este es un paso en el mundo del cine para poder entender el proceso aún más de cerca. Por años trabajé como coordinadora de producción, y me pasaba la mayoría del día en un cubículo de oficina. Por ejemplo, Assassins y Contact fueron rodajes que, como máximo, duré de 15 a 20 minutos en el set. Mi posición se encargaba de los elementos fundamentales para que la filmación corriera de acuerdo con la planificación. Había momentos donde me decía: “¿Qué yo hago aquí? Quiero estar con los actores y directores, viendo el proceso más de cerca”. Con el tiempo descubrí que todo es importante... Escribe, crea tus cuentos narrados en fotos y, poco a poco, crearás una estructura que te permitirá desarrollar más allá. Ten conciencia de que el cine es una industria. Es un arte que mezcla todas las otras artes, pero es una industria. Si piensas que es muy costoso hacer cine, entonces no puedes hacer cine. En este caso ve a tu casa, pinta un cuadro, escribe un poema o una sinfonía. La industria del cine requiere de mucha gente y aparataje. No es sencilla, pero, si te apasiona, vas a llegar a donde quieras.
INÉS RECOMIENDA…
Libro: La marea de los muertos, de Francisco Velázquez
Película: Joker
Documental: The Great Hack