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CASA AMÉRICA OASIS DE LUJO EN CAYEY


La idea era recrear en el campo borincano una villa de esas que se encuentran en Saint Barth y Mykonos, y lo lograron. Casa América te ofrece todo el lujo y la exclusividad que buscas para unas vacaciones o unos días inolvidables; todo en medio de un bosque en Cayey.


La temperatura fría, la chimenea, los cristales inmensos que bordean la casa, la altura de los techos, la amplitud del espacio y la cercanía a una naturaleza que tiene un aura mágica te hacen pensar por un momento que no estás en Puerto Rico.

“Durante el día está entre 78 y 80 grados, y en la noche está en los 60; en diciembre baja más. Las personas tienen que usar abrigos, por lo que no pueden creer que están en Puerto Rico. La familia o el grupo que tenga la oportunidad de pasar la Navidad en esta casa, jamás lo va a olvidar”, asegura América Aponte, propietaria de Casa América (Carr. 715, Km. 4.1).


En nuestro suelo, es más común encontrar un proyecto con características de puro lujo en áreas cercanas a la costa. Ya era hora de que este nivel de elegancia, de compromiso con el detalle, llegara a uno de nuestros campos maravillosos. Y qué mejor que en Vista Sur Plantation, en Cayey, una urbanización a la que arribas en 15 minutos una vez sales del expreso 52 por la salida 39.

“Cuando buscas una villa de lujo en Puerto Rico, generalmente, no hay mucho para escoger. O te quedas en un hotel o en un apartamento un poco más sencillo, pero un lugar como este, donde tengas tus lujos en el campo, no lo había”, dice América sobre la propiedad, que ubica en una antigua hacienda cafetalera, tiene vista panorámica al mar Caribe, Caja de Muerto y una buena porción de la majestuosa Cordillera Central, y queda a menos de cinco minutos de los restaurantes Sand and the Sea y El Mesón de Melquíades.


La falta de spots gastronómicos interesantes no va a ser un problema cuando te quedes en Casa América, pues encuentras en Cayey desde chinchorros hasta lugares fancy, de todo para todos los gustos.

A tres mil pies sobre el nivel del mar, a esta propiedad grandiosa –que mide alrededor de 7,500 pies cuadrados y está enclavada en una cuerda de terreno fértil– se llega luego de pasar dos portones con acceso controlado, que abonan a los sentimientos de seguridad y tranquilidad de sus huéspedes.


Esta belleza de madera y cristal surgió del deseo que tenían sus propietarios de construir la casa de sus sueños, la que habitarían cuando les llegara el momento del retiro. Por muchos años, el matrimonio –amante de conocer el mundo a través de los viajes– fue recopilando piezas de arte, artefactos, piezas peculiares y todo tipo de objetos que les recordaran los países que habían visitado.

“Cuando todas estas cosas terminan en nuestro hogar, nada pega con nada porque son artículos de todos sitios. Entonces, yo me encargo de buscar ayuda para ver cómo podíamos mostrar esta decoración de una forma armoniosa, y quedamos muy contentos con el resultado en la casa. Luego de esto, mi papá muere… La casa es inmensa para una persona sola, y yo le sugerí a mi mamá comenzar a alquilarla para eventos y actividades. El que llega aquí no se quiere ir. La casa da paz. Piensas que estás en un lugar recóndito por ser tan diferente a lo que estás acostumbrado a ver en Puerto Rico”, explica uno de los hijos de América.

“Le dimos la vuelta al mundo; hay muchos detalles en la casa. Por ejemplo, tenemos cuadros hechos por aborígenes en Australia, piezas de Indonesia, de países de África, de la India…”, manifiesta la orgullosa propietaria. En Casa América hay alrededor de 25 obras de arte provenientes de diversas partes del mundo, entre las que se luce La hoguera, del artista plástico puertorriqueño Wichie Torres.

Aunque Casa América tiene detalles de todos los viajes realizados por América y su esposo, la presencia de Bali en la residencia es prevalente. El tipo de decoración que se encuentra en la isla indonesia es uno que, desde siempre, despertó el interés de sus propietarios. Hay muchas piezas compradas y traídas por sus dueños directamente desde Bali. Otras, aunque también importadas de esa isla, fueron adquiridas en Puerto Rico. Entre esas piezas espectaculares, vale destacar una mesa de comedor que es un pedazo de madera prácticamente sin tocar.


En la casa, con piso de travertino, hay muchas piezas recuperadas, como la butaca que está en el fun room, hecha de pedazos de metal de avión. De la misma forma, hay detalles que han sido adquiridos en Restoration Hardware, una mueblería de relevancia mundial que también recrea piezas de una era específica, las moderniza y les da, o les puede dar, una utilización diferente a la original. Por ejemplo, hay una que tiene la forma de un caballete de pintura, pero cuya función es sostener un televisor.

La influencia de Restoration Hardware también se deja ver, entre otros, en la ropa de todas las camas y en las toallas que hay en los baños.

¿Quién puede ir a Casa América?

Casa América es para todo el que busque una experiencia de lujo y serenidad entre las montañas de uno de los espacios naturales más hermosos de nuestra isla. Es ideal para quedarse en familia o con amigos, para eventos corporativos y privados, bodas, para un retiro de un grupo de aficionados al yoga y hasta para un spa experience. La hermosa residencia se presta para muchos escenarios.


Tiene cuatro habitaciones, y todas poseen el espacio para una cama extra. Hay cinco baños, tres de esos con acceso directo al bosque, así que, mientras te bañas, te sentirás parte de la naturaleza circundante y frondosa.

De igual manera, la casa tiene sala, comedor, cocina y fun room. Este último tiene una barra de mármol con walnut, vinera para mantener las botellas friítas, televisor con Netflix integrado, mesa de billar y juegos de mesa de edición especial (las versiones de todos los juegos son hechas en madera).


El fun room, igualmente, tiene puertas a vuelta redonda que abren hacia un green room, una pared verde de aproximadamente 60 pies en la que América se ha encargado de sembrar todo tipo de bromelias y plantas, y que queda frente a una fuente.

Una vez pasas esa pared verde, llegas a un área donde hay tres arcos cubiertos de hiedra. Cuando coges uno de los tres caminos bajo los arcos llegas a una planta baja, que es un área más privada y queda dentro del bosque.

“La gente tiende a ir para tomar vino o disfrutar de un brunch bajo los helechos. Es un lugar ideal para desconectarse”, explica América, quien agrega que, por uno de esos tres caminos, también puedes llegar a un área ideal para contrarrestar el frío montañoso: un espacio que tiene una roca en donde se puede prender y mantener el fuego.


Una piscina, un estanque con 400 peces koi (que, gracias a los cuidados de América y su familia, sobrevivieron el azote del huracán María) y una terraza de 103 pies de altura –que antes era de madera y se mandó a hacer en cemento con barandas de cristal, para no bloquear la vista– redondean los atractivos físicos de Casa América, un deleite a puro lujo en medio de la maravilla rural cayeyana. Para más información contactanos en casamericapr@gmail.com.

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